Los desafíos del Gobierno de Arce para cuidar el bolsillo del ciudadano

por Elías López

Con frecuencia se escucha decir a los diferentes voceros del Gobierno que las políticas implementadas por la gestión de Luis Arce buscan cuidar “el bolsillo de los ciudadanos”, es decir, que la crisis económica mundial y los desafíos internos no afecten al poder adquisitivo del boliviano.

Y es que en medio de la maraña de datos económicos que se suele difundir en los medios de comunicación -de un lado, con críticas de los analistas y, en la otra vereda, funcionarios que defienden el modelo gubernamental- el ciudadano de a pie pocas veces entiende el funcionamiento de las variables macroeconómicas y de cómo esto le afecta a su vida diaria.

Basta con que tenga trabajo y que su sueldo le alcance para comprar los productos necesarios para entender si hay o no una estabilidad económica.

Es por ello que la estrategia del Gobierno ha estado centrada en destacar las variables que inciden directamente en el bolsillo del ciudadano, como la baja inflación y un tipo de cambio fijo que permiten encontrar productos relativamente baratos en los mercados.

Bolivia cerró el 2022 con una inflación del 3,12%, la más baja de la región y una de las más bajas del mundo, según destacó el presidente Arce.

Existen también otros indicadores positivos como la recaudación tributaria, récord en exportaciones, crecimiento del PIB, entre otros, que si bien no son de fácil comprensión, apuntalan a lo que el Gobierno califica como “un retorno a la senda del crecimiento”.

Sin embargo, no todo es color de rosa. Hay variables macroeconómicas que representan un desafío importante para la gestión de ‘Lucho’ Arce. Más allá de que sean de compresión compleja para la población, requieren de una atención pormenorizada para garantizar que las familias cuenten con el pan en su mesa a un precio estable.

Reservas internacionales

Bolivia experimenta una salida acelerada de dólares principalmente por la creciente importación de diésel y gasolina. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el 2022 la compra de combustibles en el exterior creció en un 94% en valor llegando a $us 4.365 millones.

Esta cifra representa el 33% del total de las importaciones que el país realizó el año pasado. El director del INE, Humberto Arandia, ve el lado positivo de esta situación y asegura que la compra de combustibles permitió a sectores no tradicionales -como la soya- tener un mayor desempeño en sus exportaciones.

Sin embargo, las divisas de las Reservas Internacionales Netas (RIN) están en $us 620 millones, el nivel más bajo en los últimos 20 años. Es por ello que Arce ha iniciado en su gestión una política de sustitución de importaciones con la puesta en marcha de proyectos de biodiésel y complejos industriales que pretenden fortalecer la producción de trigo, maíz, arroz, entre otros, con la finalidad de reducir la compra del exterior de alimentos y bienes que se pueden producir en el país.

Por otro lado, también se trabaja en potenciar las exportaciones con productos estratégicos como la urea y el carbonato de litio y así generar mayores ingresos de divisas.

Déficit fiscal

Desde el 2014, el país arrastra el problema del déficit fiscal. Los gastos son mayores que los ingresos y esto puede generar un serio problema económico si no existe una gestión apropiada.

El ministro de Economía, Marcelo Montenegro, destacó que el 2022 cerró con un déficit fiscal del 7,2% del PIB, por debajo de lo que se había proyectado en el Programa Fiscal Financiero que preveía un 8,5%.  

“Hemos alcanzado un déficit fiscal de 7,2%, muy por debajo de la proyección que se tenía de 8,5%, es un buen indicador, es algo muy importante porque marca el compromiso que tiene el Gobierno del presidente Luis Arce de ir reduciendo paulatinamente el déficit fiscal”, declaró el ministro en conferencia de prensa.

El desafío no solamente está en generar menos gastos o mayores ingresos, sino en que la inversión pública que se realiza en este momento se optimice y provea resultados importantes en un corto y mediano plazo.

Mantener las exportaciones

Sin lugar a dudas, mantener el buen ritmo de las exportaciones será fundamental para que el bolsillo del ciudadano no se resienta. Esto, sin embargo, debe afrontar el desafío de la desaceleración de la economía mundial debido a la inflación y la guerra en Ucrania.

Los bancos centrales de las principales potencias en el mundo están aplicando una subida en las tasas de interés que provocará un menor consumo y, por consiguiente, una caída de los precios de las materias primas. Se prevé que esto incida en una disminución del valor de las exportaciones bolivianas, especialmente de minerales y alimentos como la soya.

El reto estará en compensar la caída de los precios con una diversificación en la canasta exportadora, incrementando la producción de urea y carbonato de litio, entre otros productos.

Estos son algunos de los desafíos más importantes que la gestión de Arce deberá afrontar para este año. El éxito de las políticas que se implementan revelará si se continúa en la senda del crecimiento y si la población lo percibe de esta manera, ya que no hay mejor indicador económico para el ciudadano que su propio bolsillo.

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