Ferrari no quiere sorpresas y trabaja mejoras para el GP de Japón

por José Carlos Acosta Mercado

Tras dos Grandes Premios dominados por el “miedo a cometer errores”, en Australia vimos otro equipo Ferrari: valiente y decidido a mostrar el verdadero potencial del SF-24. ¿El resultado? Un 1-2 rojo con Carlos Sainz victorioso y Charles Leclerc segundo. Por supuesto, el retiro de Max Verstappen allanó el camino para el triunfo del Cavallino Rampante en Melbourne, pero no hay duda de que el enfoque cambió en Albert Park.

El mérito es de Fred Vasseur. El director del equipo francés se había dado cuenta de que con una actitud renunciante es imposible desafiar a Red Bull y exigía un Ferrari ofensivo. En las declaraciones previas al viaje al país de los canguros había dado la señal del cambio de línea: “Estamos decididos a adoptar un enfoque agresivo para intentar presionar a los rivales que han tenido las mejores de las dos carreras”.

Dicho y hecho. Esta primavera florece el equipo que Vasseur moldeó a su voluntad, después de que el año pasado gestionara un proyecto y una escudería que habían sido perfilados por Mattia Binotto.

Vasseur lucha contra el “miedo a equivocarse”, un mal atávico de la gestión deportiva: en F1, es importante tener pilotos ganadores y un monoplaza competitivo, pero todo el mundo sabe lo importante que es traer paquetes de mejoras antes que los rivales, con la esperanza de romper una cierta jerarquía de valores.

Para el GP de Japón se ha previsto una pequeña evolución aerodinámica de cara a la evolución prevista para Imola, la primera carrera europea, donde el SF-24 cambiará literalmente de cara con unos vientres decididamente más extremos y unas bocas de radiador más estrechas.

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